viernes, 2 de noviembre de 2012

La Maldición de la Mona Lisa


En la década de los sesenta del siglo XX Jakie Kennedy era, sin duda, la mujer más famosa del mundo, pero siglos atrás, cierta dama florentina, Lisa Gerardini, fue la modelo para un retrato (conocido por prácticamente todo el mundo con un mínimo de educación como La Mona Lisa), que la inmortalizaría para la posteridad desde los tiempos del Renacimiento Italiano, razón por la que competía con la Kennedy por el título de mujer más famosa del mundo. Finalmente, en 1962, la imagen de la dama florentina abandonaría Francia y se embarcaría en una habitación de lujo con aire acondicionado y atada a una cama rumbo a los Estados Unidos. Jakie y la Mona Lisa, por fin, se verían las caras.


Aquel viaje del cuadro más famoso del mundo hasta los Estados Unidos es identificado por Robert Hughes, guionista y presentador del documental que comparto a continuación, como el momento clave para entender parte del fenómeno que ha producido el descalabro conceptual que ha sufrido el arte contemporáneo en los últimos tiempos, que ha perdido su función fundamental, la de ayudarnos a entender el mundo, la de darnos significado a nosotros mismos,  o la de «hacernos más inteligente y hacernos sentir cosas que de otro modo no sentiríamos» (magnífica sentencia del propio Hughes que puede escucharse hacia el final de su crítica), para convertirse en un mero objeto comercial (commodity), carente de todo significado real, de todo contenido profundo, más allá de su precio o de la publicidad a la que se ve aparejado.



No obstante las acusaciones contra Hughes (que si es amarillista, que si es un reaccionario atascado en el pasado, entre otras), es oportuno en esta oportunidad presentar este documental a fin de movilizarnos a la reflexión sobre el verdadero sentido del arte (no solo las artes plásticas, sino todas las demás: la arquitectura, la música, la literatura, el cine...) que estamos haciendo en nuestros días. ¿Tiene algún sentido nuestra producción artística contemporánea? Si el arte no puede decir nada sobre nuestro mundo ¿Tiene sentido hacerlo? Preguntémonos ¿Qué dirán los eruditos del futuro sobre nuestra sociedad al analizar nuestra forma de hacer arte? ¿Cómo juzgarán nuestras cajas de zapatos vacías, nuestros tiburones inmersos en formol, nuestras latas de sopa, nuestros obsesivos diseños de puntos, nuestros museos paramétricos espectacularmente deformes e infuncionales, nuestras Cincuentas sombras?

Aquí, el enlace en el que podrán ver el documental.